Saludos amigos del sur y del mundo. este blog. va dirigido exclusivo para los acontecimientos de nuestra querida América del sur.o latinoamerica y el caribe .ya que se a convertido.en el epicentro y atención del mundo por los cambios que aquí se están generando.y que serán eje fundamental.de todos los pueblos del sur.por que ahora nuestro norte es el sur"


Ramón Ali Chaparro Santander
***VEA COMO UN SADICO SE EXITA CUANDO GOLPEAN A UNOS CIVILES**

20100107

El wiphala?


Esos cuadrantes de tela, inundados de colores que sostienen en sus manos los bolivianos actuales y vienen del antiguo Imperio Inca, no son banderas, sino emblemas, porque así lo denomina la palabra aimara "wiphala".

Pronunciado su nombre en español "guipala", estos emblemas que llevan colocados de un modo u otro los siete colores del arcoiris, son el símbolo de las diferentes etnias andinas y entre ellas, destaca el del Collasuyo, que es la representación del pueblo aimara en su conjunto.

Según varias fuentes consultadas, incluido el sitio digital Derecho de los Pueblos Indígenas y cronistas de la época de la conquista española, como Bernabé Cobo, en su Historia del Nuevo Mundo, de 1609, coinciden en que ya en 1533 había un estandarte que en lengua aimara se denomina unancha y era la representación del Impero Inca en la zona que hoy ocupa Perú.

Indígenas en marcha potando un wiphalaEn el citado libro se cuenta que "el guión o estandarte real era una banderilla cuadrada y pequeña, de diez o doce palmos de ruedo, hecha de lienzo de algodón o de lana, iba puesta en el remate de una asta larga, tendida y tiesa, sin que ondease al aire, y en ella pintaba cada rey sus armas y divisas, porque cada uno las escogía diferentes…"

Existen opiniones de que los estandartes incas pudieron ser copiados de los europeos, pero al recordar que todos los imperios han usado emblemas, esta teoría resulta cuando menos, frágil. Los incas eran un pueblo textil, dueños de una cultura fuerte, y por si fuera poco, para refutarla, están las narraciones de los cronistas, evidencias muy concretas de que con más o menos variantes, los antiguos habitantes de la hoy América del Sur también los tenían.

Si fueron capaces los incas de levantar un imperio, cómo no pensar que tenían sus propios emblemas. Ahí están para demostrarlo, un objeto parecido a un estandarte en una tumba, de hace 800 años en la región de Chanqay, en la costa peruana; otro banderín, denominado Walqanka, anterior a los Incas, plasmado en un gráfico de 1612, un wiphala pintado en una roca, en la provincia Manko Kapajk del Departamento de La Paz, y otros dos aparecidos en un vaso o Hiru, actualmente en el Museo paceño de Tiwanaku.

El caso es que el wiphala llegó a nuestros días con el color rojo que representa al planeta tierra, el desarrollo intelectual y la filosofía cósmica; el naranja, símbolo de la sociedad, la cultura y la procreación, y el amarillo, que es la fuerza y los principios morales, liderados por la solidaridad.

Mientras el blanco es la representación del tiempo, el verde de la economía, las riquezas naturales que guarda en su seno la tierra y también la flora y la fauna, el azul es el universo, el violeta simboliza la política, el poder comunitario y armónico de los andes, así como el instrumento del estado, las organizaciones sociales, económicas y culturales y la administración del pueblo y del país.

Se levanta el wiphala en los acontecimientos sociales y culturales, los encuentros de comunitarios, los matrimonios, el nacimiento de un niño, su primer corte de pelo, que es en bautismo Andino y también en los entierros.

Los siete colores del arcorisis también está en las fiestas solemnes, bailes, actos ceremoniales y cívicos de la comunidad, en los juegos de wallunk’a (columbio), fechas históricas, en las k’illpa o día ceremonial del ganado, al finalizar la construcción de una casa, en la transmisión de mando de las autoridades y por supuesto, acompaña a la comunidad a la hora de defender sus derechos.

No existe un aspecto esencial para la vida de una nación que esté ausente en el wihpala, por ello, la tradición milenaria ordena respeto y en el momento de ser izado, todos guardan silencio para al terminar, alguien autorizado debe dar la voz de triunfo y de victoria del jallalla qullana marka, jallalla pusintsuyu ó tahuantinsuyu, o dicho de otro modo, los ‘’viva’’ a la vida del hombre andino.

2 comentarios:

Jose Antonio Cabrera Ramirez dijo...

No existen calificativos para poder definir con palabras el desastre natural de Haití. Una sola imagen por los medios de comunicación vale más que mil palabras. Realmente uno se siente muy pequeño frente a estos acontecimientos extremos y comprueba lo que es importante en esta vida.
Creo que no es el momento de hablar sino de actuar y lo podemos hacer de mil forma distintas, fundamentalmente aportando economicamente nuestro pequeño grano de arena en la medida de nuestras posibilidades. Existen ONG dedicadas a ello como médicos del mundo u otras tantas igual de válidas.
Es hora de actuar y de ello depende la vida de miles de seres humanos.
Por favor pasadlo a vuestros blogs y que este mundo de la blogsfera se solidarice con Haití

Javier Trettel dijo...

FABULOSA informacón. Gracias compañero!! Siempre me pregunté por estos emblemas y nunca supe bien de que iban. Información muy buena.
Saludos, América Latina unida carajo!!!!!

ALBASUR
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